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En la era digital nuestras vidas están cada vez más entrelazadas con la tecnología. El concepto de identidad digital se ocupa principalmente de cómo se definen las personas y cómo interactúan en Internet. Pasamos de un mundo físico a uno virtual y este cambio plantea preguntas sobre quiénes somos, tanto como personas como seres digitales. El “yo del futuro” sugiere que deberíamos plantearnos estas cuestiones y dar forma a nuestros perfiles digitales teniendo en cuenta sus consecuencias a largo plazo.

 

¿Qué es una identidad digital?

Nuestra identidad digital está compuesta por tantos elementos que a veces es difícil definir con exactitud en qué consiste. Podría decirse que incluye nuestra presencia en Internet, perfiles en redes sociales, cuentas en línea e incluso cualquier contenido textual, sonoro o visual que emitimos al mundo.

En su nivel más básico, nuestra identidad digital es una especie de representación en la web de nosotros mismos. Ayuda a comunicar quiénes somos, qué nos importa y qué hacemos. En gran medida, es un reflejo de nuestra vida física, pero también hay algunos aspectos peculiares de la identidad digital que no existen en el mundo físico.

 

¿Cómo damos forma a nuestra identidad digital?

De la misma manera en que dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a desarrollar nuestras relaciones personales, también deberíamos prestar atención a las relaciones que tenemos en Internet.

Debemos ser conscientes de la forma en que nos presentamos en la red, pensando siempre en cómo queremos ser percibidos y proyectando la imagen que nos gustaría que los demás vieran. Esto puede implicar dedicar tiempo a asegurarse de que todos nuestros perfiles en la web transmitan una imagen coherente y profesional, por ejemplo. O bien, elegir en qué redes compartiremos aspectos más personales y de qué manera. Hay que tener en cuenta que todo lo que compartimos puede ser visto por cualquiera, almacenado y reproducido, por lo que es importante ser conscientes de lo que publicamos y las medidas de seguridad que debemos tomar.

 

La importancia de la privacidad y la seguridad

Al pasar a un mundo en el que incluso nuestras interacciones más básicas son en línea, es de vital importancia que tomemos medidas para proteger nuestra privacidad y garantizar la seguridad de nuestra identidad digital. Empresas y particulares están cada vez más preocupados por las vulneraciones de datos y el daño potencial que un riesgo de seguridad podría suponer para sus perfiles en Internet.

La protección con contraseña, la encriptación y la gestión cuidadosa de nuestros perfiles en las redes sociales son pasos importantes para garantizar que nuestra presencia en Internet sea segura y que nuestra identidad digital no se vea perjudicada por posibles amenazas cibernéticas.

 

La importancia del “yo del futuro”

Al desarrollar nuestra identidad digital es importante pensar en las consecuencias a largo plazo de las decisiones que tomamos ahora. Muchas personas pueden no ser conscientes de las implicaciones de su actividad en la red, lo que puede ocasionar problemas a la larga.

La idea del “yo del futuro” es una forma de recordarnos que debemos dar un paso atrás y considerar cómo se verán en el futuro las cosas que publicamos, tuiteamos o compartimos en Internet. Si pensamos en cómo envejecerán nuestras identidades digitales, podemos tomar decisiones ahora que nos ayuden a dar forma a nuestra presencia en Internet a lo largo del tiempo.

En la era digital, es importante que consideremos el concepto de identidad digital y que tomemos medidas para darle forma de la mejor manera posible. Si damos prioridad a la seguridad de nuestros perfiles en Internet y consideramos las consecuencias a largo plazo de las decisiones que tomamos ahora, podremos desarrollar una identidad digital que refleje mejor el “yo del futuro”. Al hacerlo, estaremos más preparados para navegar por el a veces aterrador mundo de la era digital.